23/3/12

Los daños del jabalí en Oroso disparan el número de batidas

La elevada población de jabalíes en la zona cinegética correspondiente a los municipios de Oroso y Santiago ya disparado el número de agricultores afectados por los daños que estos animales causan en unos cultivos ya del por sí maltrechos debido al elevado impacto de la sequía.

Esta circunstancia ha provocado que sean los mismos productores los que reclamen más batidas para evitar más destrozos, habida cuenta de que los agricultores denuncian que están teniendo más problemas que en años anteriores para recibir las indemnizaciones con las que la Xunta paliaba la pérdida de las cosechas.
A los crecientes daños en los cultivos hay que añadir el incremento de accidentes de tráfico debido a la colisión de vehículos contra estos animales, cuya envergadura suele provocar siniestros graves.

La superpoblación del jabalí en la zona ha provocado, según explica el presidente de la asociación de cazadores de Santiago y Oroso, Óscar Meijide, que, aunque el número de capturas de esta campaña aumentase respecto a la anterior (este año fueron 28 ejemplares), el cupo quedó superado semanas antes del fin de la campaña, por lo que la Xunta está autorizando batidas cada vez que los cazadores las solicitan, y estos las están pidiendo porque así se lo demandan los productores.

Prueba del problema es que las capturas fuera del cupo rondan la veintena, incluidos animales heridos pero no localizados. Es más, Óscar Meijide aventura que cuando los productores de la zona comiencen con la campaña de plantación del trigo el jabalí volverá a destrozar los campos que encuentren a su paso. Y si la sequía persiste, el impacto será aún peor.

«Facemos o que podemos»

«Pola nosa parte estamos facendo o que podemos», advierte Meijide, y recuerda que organizar una batida para la caza del jabalí tiene costes económicos importantes y a la vez tiene su peligro, ya que para matar a uno de estos animales usan armas y munición «que teñen ata trescentos metros de alcance», una circunstancia que incrementa el riesgo de accidentes para los cazadores y sus animales..

«Non podemos saír todas as semanas ao monte», resalta Meijide, ya que para cada batida se necesitan un mínimo de diez personas y un máximo de treinta cazadores, todos con sus propios perros.