La tercera montería femenina se celebró ayer por la mañana en el concello ourensana de Cea, donde se reunieron 20 cazadoras de toda la comunidad. Integradas en cuadrillas de hombres, abatieron diez jabalíes, de los 20 que fueron cazados. No tuvieron la misma suerte con los corzos a pesar de intentarlo. La jornada comenzó un poco más tarde de los previsto a causa de la niebla y finalizó con una comida y una entrega de premios
La tercera montería femenina se celebró ayer en la localidad ourensana de Cea. Una actividad que está siendo un referente para fomentar la visibilidad dispersa de cazadoras gallegas y de toda España en las monterías que se vienen celebrando. La edición anterior había logrado la nominación a los reconocidos premios "Caracola de Oro" a la mejor montería social.
La promoción del evento corrió a cargo de la Asociación de Caza Maior de Galicia, y estuvo organizada por Monteros Galaicos y este año contó con el inestimable interés y ayuda de la Real Federación Española de Caza y del capítulo gallego del Safari Club Internacional. Estuvo presente la directora general de Conservación da natureza, Verónica Tellado. Distribuidos en cuadrillas pero conectados por radio, patearon el tecor de arriba a abajo hasta abatir diez jabalíes.
Las mujeres se reunieron a las 9 de la mañana en la carretera de Santiago, en Cea, donde se realizó el sorteo de los puestos. En total participaron cinco rehalas de 20 perros cada una y 20 cazadoras ya que, a pesar de ser un un encuentro femenino, también los hombres se suman a la montería. La batida comenzó pasadas las 11.30 horas y finalizó cinco horas después con una niebla muy espesa. Los cazadores llegaron llegaron al punto de encuentro donde le esperaban dos largas mesas para comer emocionados por una caería "espectacular", según Óscar Garriga, con un buen balance. "Diez jabalíes es un buen número", comentaban los participantes.
En realidad llegaron a dispararle a 22, lo que releva un buen trabajo de las rehalas, encargadas de cercar las presas. María Ángeles Marcos Alonso, defiende la importancia del trabajo de los perros en la caza mayor, pero también en la menor, que es realmente la que más le gusta "porque es donde realmente se ve el adiestramiento que han recibido los perros durante todo el año. Las cazadoras tenemos la oportunidad de reunirnos, algo que no suele ser habitual, dada nuestra dispersión en diferentes lugares y cuadrillas, de compartir vivencias y complicidades, de mostrarnos al mundo como somos, mujeres reales, cazadoras reales, orgullosas de ambas cosas, al tiempo que aportamos nuestra sensibilidad, y nuestra pasión, al entorno cinegético. Tenemos que estar satisfechas del trabajo que estamos realizando".
FUENTE: EL FARO DE VIGO
