23/12/15

Un establo de Pol, despensa de los lobos

Durante este año devoraron cinco reses, la última en la noche del domingo al lunes y el propietario todavía no cobró ninguna indemnización por las pérdidas
Luis Carballés, un ganadero de Luaces, en Pol, no sabe qué medidas puede tomar para evitar los ataques de los lobos a su ganado. En lo que va de año en su establo, situado a 500 metros de las primeras casas del pueblo, le devoraron cinco reses. La última, una novilla de cuatro meses, que tenía para la recría, que formaba parte de un rebaño de 58 vacas que pastaban en un prado colindante con la nave en la que guarda el ganado.

Los lobos, dos o tres, según Carballés, visitaron la explotación dos veces en la misma noche. La familia echó de menos la ternera cuando metió el rebaño, entre las seis y media y las siete de la tarde del domingo. A esas horas ya no había luz. La buscaron y la encontraron muerta en una esquina de la nave, a unos 20 metros.

Carballés no movió a la becerra de lugar. No lo puede hacer hasta que lleguen los funcionarios de Medio Ambiente y revisen la res para constatar si el ataque fue del lobo, de cara a la solicitud de la indemnización. A la mañana siguiente, entre las seis y media y las siete, cuando llegó el empleado encontró a los dos mastines de la explotación ladrando de manera desaforada. Cree que en ese momento la manada de lobos volvía a estar en su finca, comiendo lo que quedaba de la res y que huyeron al detectar la presencia humana. Los perros, que tienen menos de un año, se limitaron a ladrar, pero no se enfrentaron a los intrusos.

Las alimañas dejaron finalmente sin los cuartos traseros y sin vísceras a la ternera, que está valorada en 600 euros. Fueron atacar al animal más débil del rebaño. «O problema ?confesó el ganadero? non é a becerra que comeron. Tiña fora 58 e non sei que facer con elas para que non coman máis».

Llegan hasta las casas

«Neste ano ?señaló Carballé? xa van catro e un xato pequeno. En agosto comeu unha, nunha zona pegada a unha casa e outras duas preto do casco urbano de Mosteiro. Vese que non teñen medo de acercarse ás casas».

En años anteriores tuvo más bajas por culpa de los lobos. Las indemnizaciones por los daños causados en su rebaño las cobra con bastante retraso. Tardan, según asegura el ganadero, unos dos años en pagarlas.

Carballés insistió en que son los lobos los que matan a su rebaño. No alberga ninguna duda de que puedan ser otras alimañas, como perros asilvestrados. «En tódolos casos ?dijo? atacaron da mesma maneira». Cree que a la última visita a su explotación acudieron entre dos y tres ejemplares de lobo, que dejaron sus pisadas en una amplia zona».