¿Creían que solo los humanos tienen rutas del colesterol, es decir, que solo los hombres y mujeres caminan día a tras día por un lugar equis para ponerse en forma y sortear enfermedades? Pues se equivocan. Los jabalíes también las tienen. Al menos los de Noia. O eso parece.
Resulta que los cerdos salvajes que viven por las cercanías de Boa es común que hagan, con nocturnidad, y quien sabe si con alevosía o sin ella, una ruta concreta: bajan del monte, cruzan la carretera AC-550 y luego se meten por una zona que se llama Costa das Bouzas -donde hay numerosas huellas de su constante ir y venir- y, después, ni cortos ni perezosos, se acercan hasta la playa de Boa, donde hay quien dice que incluso se bañan. La historia parece feliz. Pero tiene un problema importante: la combinación de animales y coches a la vez en la transitada carretera AC-550, la que va desde Noia a Porto do Son, está trayendo problemas importantes.
Resulta que a cada paso hay atropellos de cerdos salvajes en este punto del vial. El último caso ocurrió ayer mismo. Unos trabajadores que iban a bordo de un Renault Megane atropellaron a una hembra, que falleció al instante sobre el asfalto. Por tanto, está claro que los jabalíes pagan un peaje caro, muy caro, por ir a darse un garbeo por el arenal noiés y meter sus patas en aguas de la ría.
Los otros perjudicados, lógicamente, son los conductores, que cuando atropellan a los animales se enfrentan a un buen embrollo. Pero eso, sin duda alguna, es otra historia.
FUENTE: LA VOZ DE GALICIA
