La presencia de los perros en una granja de vacuno, a la que acudían durante la noche para dormir, alertó a la propietaria que avisaba al Concello de Cenlle. De esta forma, tres operarios y un veterinario se desplazaron hasta la granja, colocando cebos de carne para que los canes se acercaran y proceder a su captura. Sin embargo, su presencia los ahuyentó y, desde entonces, se han visto obligados a rastrear el monte y dejar los cebos en distintos lugares para que los perros se habitúen a comer en el mismo sitio.
Siguiendo ese sistema, han capturado seis, para lo cual están utilizando sedantes, ya que se consideran peligrosos.
El trabajo continuará hasta que paulatinamente se vaya reduciendo la manada o desaparezca en su totalidad. La intervención del personal de la Diputación se debe al convenio que suscribió el Concello de Cenlle con la institución provincial para solucionar definitivamente los problemas que están ocasionando los perros salvajes, cuyo número se ha incrementado en gran medida desde el pasado año.
La entrada en gallineros y granjas puso en alerta no sólo a los vecinos de Cenlle sino también a los de varios pueblos del rural de Ribadavia como Santo André. La jauría devoró durante el 2012 numerosas aves de corral e incluso alguna vaca.
Hasta ahora los concellos afectados, por los que rondaba la manada, nada podían hacer ya que no disponían ni de personal cualificado ni de medios para su captura. Los animales, una vez que se recogen, son trasladados hasta la perrera de Carballiño, que gestiona la Diputación.
FUENTE: LA REGION
