14/2/13

El Seprona localiza trampas ilegales con jabalíes moribundos en Torneiros

Administraciones, agricultores y cazadores intentan controlar la proliferación de jabalíes en Galicia desde hace años. Pero el fin no justifica los medios, al menos con la ley en la mano. La Guardia Civil ha detectado el uso de sistemas de caza no selectivos en zonas del área de Vigo que, además de ilegales, provocan un cruel sufrimiento en los animales; gratuito, además, a no ser que se consiga identificar a los infractores y abonen las posibles multas que se deriven.
El caso más reciente se ha producido en O Porriño, donde agentes del Seprona localizaron un jabalí atrapado en un lazo que agonizaba. Como es habitual en este tipo de trampas, el animal sufre la amputación de una extremidad inferior al intentar huir del lazo así como otras tantas horas sin cuantificar de estrés antes de que la persona que colocó el lazo regrese.

Los agentes dejaron pasar un tiempo prudencial para dar con esas personas, a las que se les podría imputar un delito relativo a la protección de la flora y fauna tipificado en el Código Penal, por utilizar artes prohibidas. Sin embargo, el estado del animal obligó a decidir, en consenso con personal del Centro de Recuperación de Fauna Salvaje de Cotorredondo y de veterinarios de Tragsa, la practica de una eutanasia.

La Guardia Civil realiza controles periódicos por los montes para erradicar este tipo de prácticas. La multiplicación de la especie tiene en jaque a las autoridades. Agricultores y cazadores calculan que las pérdidas por su culpa durante el año pasado equivalen a la comida de 1.000 vacas y, de los 2.700 siniestros por irrupción de animales en la calzada, el 80% están provocados por jabalíes, caballos y corzos. La Guardia Civil recuerda que la tenencia, utilización y comercialización de procedimientos masivos para la captura o muerte de animales, entre los que se incluyen los lazos, salvo casos expresamente autorizados por la administración competente, se encuentra taxativamente prohibida por directivas comunitarias.

FUENTE: LA VOZ DE GALICIA