10/2/13

42 jabalís en seis meses

Una veintena de cazadores integrados en la Sociedad de Caza La Mondarizana se reúnen, desde el pasado 17 de agosto, cada fin de semana en distintos puntos de Mondariz para participar en monterías de jabalí. A lo largo de estos seis meses han matado 42 ejemplares.

Todavía les quedan dos fines de semana, hasta el 17 de febrero, para tratar de alcanzar el mismo número de piezas que la temporada pasada cuando se hicieron con 50 "bichos", como ellos los llaman.
A los últimos dos ejemplares, una hembra de 100 kilos y un macho de 180 kilos, aproximadamente, los mataron en A Grela, en la parroquia de Sabaxáns. En este caso la jornada de caza tuvo un resultado negativo ya que siete de sus perros resultaron gravemente heridos, algunos de ellos han quedado inservibles para la caza. Dos tuvieron que ser castrados y otros han sufrido roturas de tendones.

Para matar al macho, uno de los cazadores, Manuel, tuvo que disparar hasta cinco tiros. Aún así no se libró de que el animal le rasgara los pantalones y le produjese heridas en las piernas. A pesar de haberse llevado un buen susto, asegura que no se rinde y que seguirá cazando como hasta ahora.

"Estos animales destrozan los cultimos, maizales y también propiedades particulares", afirma el ponteareano Armando Bugallo, como justificación de la necesidad de organizar estas batidas.

Cada sábado y domingo, uno de los cazadores, denominado realero, se dedica a "patear" el monte acompañado de los perros para detectar pisadas y, por tanto, presencia de jabalís. A continuación, cita a los demás cazadores en un punto próximo. Entonces, el jefe de cuadrilla se encarga de distribuir a los cazadores por el territorio y ninguno podrá moverse de su posición para evitar ser herido por un compañero. Por seguridad, todos llevan puestos chalecos reflectantes y para la búsqueda de jabalís en el terreno acotado se ayudan de una quincena de perros.

Una vez finalizada la montería, se desplazan a su recinto de caza. Allí, pelan los ejemplares cazados y les sacan las muestras estipuladas para enviárselas al veterinario que descartará que el animal padecía triquinosis. Los despiezan y los guardan en congeladores. Con ellos celebran comidas periódicas preparadas en distintos restaurantes del municipio.

FUENTE: EL FARO DE VIGO