Los restos mortales de Adrián Areán Filloy, el cazador fallecido el pasado domingo en una batida de jabalí en Vila de Cruces, descansan desde la tarde de ayer en el cementerio de la parroquia silledense de Graba, donde recibió sepultura en una emotiva ceremonia en la que muchos amigos quisieron acompañar a su familia en el último adiós al joven. Entre ellos, integrantes de la asociación cultural Coto do Castelo de Graba, a cuya directiva pertenecía como vocal desde su constitución hace tres años: «Era a persoa máis humilde que poida pisar esta terra. E traballador, o que máis. Sempre estaba cando facía falta, preocupado por todo e por todos. Era unha persoa moi boa», comentaba el presidente del colectivo, Martiño Novo, sin acabar de sobreponerse a un mazazo que se une a la pérdida de otro socio del colectivo y amigo el pasado mes de junio.
«Para el a caza era sagrada»
Novo destacaba entre las aficiones de Areán Filloy el deporte en el que un trágico accidente le costó la vida: «Para el a caza era algo sagrado. Esperaba que viñera a temporada, e raro era o día que non saía cazar».
