Los ganaderos estradenses mantuvieron ayer una reunión con el delegado territorial de la Xunta en Pontevedra, José Manuel Cores Tourís, para trasladarle su preocupación por los ataques de la fauna salvaje a su cabaña y a sus cultivos y por el agravio que supone el sistema actual de inspección sanitaria animal contra la tuberculosis.
En la reunión -a la que también asistió el jefe territorial de Medio Rural, Enrique Gerardo Zugasti-, los afectados solicitaron a la Xunta la instalación de comederos para el lobo en los montes de la zona para evitar sus aproximaciones a las aldeas y sus ataques a la cabaña ganadera local.
Esperas del jabalí
Para combatir los daños en los cultivos provocados por el jabalí, los ganaderos sugirieron la organización de esperas del jabalí en el mes de mayo, en la época de siembra del maíz. Conscientes de las reticencias de las sociedades de caza a asumir esperas de madrugada en beneficio de terceros, los ganaderos pidieron autorización a la Xunta para poder encargar el trabajo a cualquier voluntario con licencia, aún sin ser miembro del coto de caza afectado.
En lo que se refiere a los controles sanitarios, los ganaderos pidieron que se institucionalice una segunda prueba de tuberculosis para evitar las graves consecuencias económicas que acarrean los falsos positivos. Según aseguran los damnificados, se han dado casos de reses sacrificadas y explotaciones inmovilizadas por un falso positivo de tuberculosis que finalmente, al analizar las vísceras del animal, quedó descartado.
Los representantes territoriales de la Xunta se comprometieron a estudiar la viabilidad de las propuestas, que serán consensuadas también con el departamento de Medio Ambiente.
El alcalde estradense, José López, actuó como mediador entre la Xunta y los ganaderos locales. Aplaudió el esfuerzo de los productores por adaptarse a los tiempos y reconoció los graves problemas económicos que atraviesa el sector. Respecto a las inspecciones, indicó que son fundamentales para mantener las garantías, pero se mostró partidario de buscar un equilibrio para que «non pisen os dereitos dos productores».
FUENTE: LA VOZ DE GALICIA
