12/11/11

Los jabalíes de Feijóo

El CORREO GALLEGO de ayer publicaba la noticia del accidente de tráfico del presidente de la Xunta con una pareja de cerdos salvajes en la autovía en Lalín.
Nadie se alegra de los males ajenos y mucho menos de lo que podía haber sido algo trágico para los ocupantes del vehículo accidentado del presidente. Los daños del vehículo no dejan de ser daños a sufragar por la propia Xunta y no por el bolsillo de su presidente, y parece ser que, las lesiones son escasas, salvo para la pareja de cerdos.

Dejando a un lado la situación de las autopistas en las que jurisprudencialmente se entiende que se paga a la concesionaria por mantener la vía libre de obstáculos y por tanto se responsabiliza de ello, en el resto de las carreteras no ocurre lo mismo.

La antigua ley de caza establecía una responsabilidad objetiva de los cotos de caza y en su caso de la Administración, y esa responsabilidad era asegurable por el propio coto. Esto quiere decir que se presumía que en los accidentes de tráfico en los que un vehículo en la vía pública colisionaba con un animal salvaje la culpa era del animal que invadía la vía pública y por derivación del coto de caza, TECOR (terrenos cinegeticamente ordenados).

Con la modificación de la ley de caza gallega, la responsabilidad pasa a ser del conductor, que en todo momento tiene que estar en disposición de frenar y detener el vehículo ante un obstáculo que invada la vía, cuestión que se presume harto difícil con los animales salvajes, que no miran a derecha e izquierda antes de cruzar ni usan el chaleco amarillo reflectante, sin que por ello sean sancionados por la Benemérita.

La situación de hecho es que si bien en Galicia no pasan las manadas de ñus y cebras que pasan por el Serengeti en la reserva nacional del Maasai Mara, tampoco en Kenia hay la red viaria que hay en Galicia. Y en una Galicia que tiende al despoblamiento del rural y donde existe desde hace años una política de protección cinegética de lobos, jabalís, corzos y zorros con control de las piezas que pueden ser abatidas, la atribución de la responsabilidad del accidente a los conductores los deja en una auténtica situación de peligro e indefensión.
Todos somos conscientes de que una gran mayoría somos incapaces, a velocidades normales sin incumplir los límites de velocidad, de tener los reflejos de Fernando Alonso o Dani Pedrosa, para esquivar a los jabalís, con un resultado que en el peor de los casos puede ser fatídico no sólo para los animales salvajes.

Quizás el golpe de Feijóo contra los cerdos salvajes le haga reflexionar y podamos volver al sistema anterior de responsabilidad objetiva, con compensación de ese daño a cargo de los cotos y de la Administración.

FUENTE: EL CORREO GALLEGO