30/6/11

Galicia 2011: Con licencia para matar

Ningún cazador gallego es ajeno a lo que está sucediendo estos días de locura colectiva en la que uno se puede desayunar cada mañana con media docena de noticias sobre los daños del jabalí, las quejas de los agricultores y el oportunismo de algunos sindicalistas agrarios ansiosos de chupar cámara para justificar la valía que tienen.

Es la guerra que venimos sufriendo desde hace años sin que nadie sea capaz de propiciar una solución al problema. Una sucesión de pequeñas batallas que se libran día a día en los campos y tecores de Galicia, y cuyos resultados nunca convencen a nadie.

Pero este año es distinto a los otros porque en la búsqueda de una solución definitiva al problema se ha traspasado una línea roja que muchos temían cruzar. Hemos pasado de ser cazadores por ocio y afición a serlo por obligación. Cazadores empujados a soltar sus perros en contra de todo principio de gestión sostenible de un recurso natural como son nuestras especies de caza.

Se ha llegado a un punto sin retorno que los cazadores han cruzado empujados por una Orden anual, en la que se adelanta y prolonga la caza del jabalí para la próxima temporada y a lo que hay que añadir el sinsentido de crear un mapa de Concellos, donde se pueden realizar batidas sin comprobación previa de daños en los cultivos, y en el que los municipios “agraciados” con la medalla del “OBJETIVO 1” lo son por haber acreditado un elevado número de denuncias por parte de los agricultores, lo que ha originado un incremento considerable de las mismas en los últimos días a sabiendas de que el año que viene se revisará de nuevo el medallero y los que aún no han pisado podium lo podrán hacer si se aplican durante estos meses.

El sinsentido acaba de entrar por la puerta de la caza del jabalí, sin que los cazadores que se baten con sus perros entre los toxos y silvas de Galicia hayan tomado parte en esta decisión. Hemos pasado de ser cazadores conservadores a convertirnos en simples matarifes a la disposición de una Administración, que no quiere asumir su responsabilidad como encargada de la conservación de nuestro patrimonio natural y del que el jabalí forma parte, nos guste o no, y con los mismos méritos que tienen los lobos o las águilas reales.

Estamos a punto de perder la poca identidad que nos quedaba como cazadores y que ni siquiera el deporte, los campeonatos y las competiciones habían sido capaces de destruir en las últimas décadas, y en las que hemos perdido uno tras otro nuestros derechos como cazadores.

Y no podemos seguir consistiendo que nos den la justificación fácil, esa de que los daños son responsabilidad de los cazadores según las leyes, porque a estas alturas no nos sirve. La realidad de nuestra naturaleza no es la misma que hace años cuando se redactaron esas leyes y no podemos consentir que la Administración no asuma la necesidad de cambiarlas para que estén acordes con los nuevos tiempos en los que vivimos.

De no hacerlo con responsabilidad y firmeza podemos ir pensando en sustituir nuestra licencia de caza por un triste carné de exterminador de plagas que nos permita matar todo lo que se nos ponga por delante. ¿Para que servirán entonces los exámenes y las pruebas de aptitud a las que nuestros jóvenes se tiene que enfrentar, cuando quieren ser cazadores en Galicia si ni siquiera podremos llamarnos cazadores?

Los cazadores de UNITEGA.