Seis de los grupos reproductores se mueven
entre provincias limítrofes y Portugal
En la provincia de Ourense viven actualmente
unas 26 manadas o grupos reproductores de lobo ibérico. El número subiría hasta
32 teniendo en cuenta las seis manadas que se mueven entre el territorio de la
provincia de Ourense y otras vecinas y Portugal. El dato procede del último
censo sobre esta especie efectuado en Galicia y que abarca el bienio 2013-2015,
informaron fuentes de la Consellería de Medio Ambiente.
En Galicia rige, desde finales del 2008, un
plan de gestión del lobo. En este decreto se le define como un «gran predador»
que no está en el catálogo gallego de especies amenazadas y que da lugar a una
«problemática social que puede derivar en problemas de conservación para la
especie». Desde el 2001, el reglamento de caza la incluye entre las especies
cazables, pero cada orden anual -como esta publicada hace escasos días- regula
los períodos hábiles y que solo se pueden cazar lobos después de que se
constate que han causado daños y de forma que no se dañe su conservación.
En ese plan se recoge que entre las causas de
mortalidad de los lobos aparecen en un alto porcentaje, del 20 %, las acciones
ilegales del ser humano, con al menos un 6 % de casos de envenenamiento. Los
atropellos suponen el 64 % de las muertes de estos animales.
El plan de gestión de la Xunta establece tres
zonas, en función de la densidad de lobos y presencia de cabaña ganadera, para
establecer las prioridades en la aplicación de medidas de prevención de daños
causados por el lobo.
Nueva orden de caza
La normativa sobre condiciones de caza
definidas por la Consellería de Medio Ambiente el pasado 30 de mayo en el Diario
Oficial de Galicia han ocasionado una enorme indignación entre grupos
ecologistas por la extensión a todo el año de los permisos para cazar el lobo.
La resolución de la Dirección Xeral de Patrimonio Natural determina las épocas
hábiles de caza, las medidas de control por daños y los regímenes especiales
según las especies para la temporada 2018/2019.
Según recoge la norma en el apartado de medidas
de control por daños, para la especie del lobo (canis lupus), «se podrán
autorizar esperas, batidas y monterías durante todo el año, salvo en los meses
de abril, mayo y junio, en los que únicamente se podrán autorizar esperas». Las
peticiones para cazar estos animales deberán ser solicitadas previamente. La
existencia de daños deberá ser comunicada al Servicio Provincial de
Conservación de la Naturaleza con el fin de proceder a su comprobación, como
requisito previo a la autorización de la práctica cinegética sobre esta especie.
En estos momentos hay unos noventa grupos de
lobos diseminados por el monte gallego. En total, unos 700 ejemplares. En los
dos últimos años hubo un incremento en el número de ataques, que crecieron un
23 %. La cifra de notificaciones se ubicó en los pasados años por debajo de las
650 entre el período entre 2011 y 2014, pero en los dos últimos ejercicios
aumentaron de forma notable. Se pasó de los 630 avisos por ataque de 2014 se
pasó a los 778 en el 2015 y a un total de 818 en el 2016, es decir, 188 avisos
más. En el Noroeste peninsular es donde el lobo ibérico mantiene una presencia
más estable. Está más amenazado hacia el sur del río Duero.
La resolución publicada el 30 de mayo sobre las
autorizaciones para cazar lobos en casos de daños matiza que, en este caso, se
observará lo establecido en el plan de gestión para esta especie. Según la
Consellería de Medio Ambiente, esa orden anual sobre la temporada de caza no
afecta al lobo. Con todo, no deja de preocupar a personas y colectivos que ven
al lobo amenazado.
Los ecologistas arremeten contra la nueva
orden
El presidente de la Sociedade Galega de
Historia Natural, Serafín González, tildó de «absoluta barbaridad» la decisión,
ya que, a su juicio, «se permite poder cazar a un animal tan singular en pleno
período de cría y no se limita como antes a unos meses». «Los daños de estos
lobos le suponen a cada gallego unos diez céntimos anuales, es una cantidad
ridícula. Esos pagos deben ser más ágiles, pero eso no tiene nada que ver con
poner en peligro a una especie que mantiene el equilibrio ecológico en el
monte», consideró González. Aventuró que las nuevas facilidades para la caza de
esta especie pueden provocar un descenso futuro del número de estos ejemplares
en Galicia.
El veterano ecologista y agente forestal
ourensano Xosé Santos de Amigos da Terra, advierte: «O lobo non é ningún risco
en Galicia. O oso era odiado e temido en Asturias e agora é un reclamo
turístico. Algo parecido pode pasar co lobo. Iso non quita para que as
indemnizacións polos ataques as reses deban ser xustas e áxiles». Santos
añadió: «Hai outro erro habitual nas notificación destes ataques, que en moitos
casos se atribúen ao lobo, cando en realidade son feitos por cans
asilvestrados».
Por su parte, Lisardo López, responsable de la
asociación Ovella Galega, integrada en la federación de razas autóctonas de
Galicia, Boaga, exponía: «Todo lo que se pueda hacer por evitar daños en
rebaños de ovejas o vacuno en el monte es positivo, aunque no conozco bien las
nuevas normas de caza». López afirmó que «en zonas de montaña como Baltar estos
ataques son relativamente habituales, en ovino y en vacuno».
FUENTE: LA VOZ DE GALICIA